La semana pasaba sin saber muy bien qué iba a hacer el fin de semana, así que viendo que el lunes era fiesta (se celebró el día del Rey) y que Pepa (mi compañera comex) quería bucear y yo ver monte, decidimos bajar a la isla de Koh Chang, cerca de la frontera con Cambodia.
El viaje
El autobús estaba repleto de Thais que aprovechaban como nosotros el fin de semana y marineros que bajaban a la costa. Por fin, tras 2 semanas, salíamos de Bangkok y dejábamos de ver carteles traducidos al inglés de los garitos para turistas de Sukhumvit.
Aunque duró 5 horas, el viaje pasó volando gracias a la atención del auxiliar del autobús (aquí los de las compañías de autobuses van vestidos de capitanes y llevan auxiliar de viaje), las guías, la siestecita, las charlas con Pepa y las lecciones de thai con otros viajeros.
En el autobús ya empezamos a usar el repelente por los picotazos que nos daban las cabronas de las mosquitas. Las guías avisan claramente que Trats, la provincia donde dormíamos esa noche, y Koh Chang, son zonas tailandesas que presentan los mayores índices de malaria, así que íbamos a pasar un fin de semana apestando a Relec y con mangas largas. Estaba claro que había que dejar ese tema fuera de la cabeza, tomando precauciones, pero sin comerte el tarro con cada picotazo que te daban cuando llevabas hora y media sin echarte repelente (me río yo del prospecto q decía que el efecto pasaba a las 4 horas).
A Trats llegamos sobre las 12 de la noche y encontramos sin problema una guest house con 2 camas, mosquiteras en las ventanas y ventilador. Una modesta habitación por 2 euros la noche, no está mal. Dimos una vuelta por la ciudad, nos metimos en un mercado que estaban preparando para el día siguiente y pronto a dormir.
Al día siguiente viaje hasta la isla en un barquito la mar de cuco y vistas preciosas de la costa tailandesa.
La isla
La isla se presentó como nos habían dicho, montañosa, playas paradisíacas, aguas turquesas, y jungla densa en el interior. Alquilamos unas motos por 3 euros el día y aquello me recordaba a Formentera, la sensación de ir en moto, por una isla, en bañador, con calor y brisa caliente. Pero aquí, además de ver playas preciosas por el ojo derecho, no dejabas de escuchar mil ruidos (chillidos, graznidos, chicharras...) por el oído izquierdo.
Encontramos un bungalow de caña junto a la playa ‘lonely beach’ (de postal) con mosquitera de tela, cama grande, ventilador y baño por 7 euros la noche en un resort recién construido y que llevaba una pareja encantadora.
Esa tarde visitamos varios pueblos de la isla, entre ellos uno de pescadores en el sur formado por palafitos que nos tuvo un rato haciendo fotos y mirando peces recién sacados.
Por la noche cenamos en otro resort, todo construido de madera, con terrazas hacia el mar. Marisco bueno J. Y antes de acabar de cenar se nos juntaron unos jóvenes a celebrar un cumpleaños thai. Sacaron un karaoke y acabamos bebiendo, bailando y cantando con ellos (cómo pega el aserejé por aquí...). Medio pedos nos costó encontrar el bungalow donde sobábamos, conclusión vueltecita motera nocturna por la isla.
El buceo
Koh Chang es famosa por sus reservas de coral y peces de colores, así que había que bucear. Pillamos a un suizo que llevaba 13 años en la isla, me enseñó las nociones básicas y nos llevó a un par de zonas de órdago. Las inmersiones fueron un poco duras para los oídos, pero a los 10 minutillos de estar en el fondo (9 metros) ya estaba en la gloria, rodeado de peces de colores brillantes, bancos de peces pequeños, coral, rayas, peces araña, moreras, plantas-bichos de colores que se cerraban cuando te acercabas... de verdad que era como en los documentales de Jaques Cousteau. Una pasada.... y la sensación de tener tanta agua por encima, saber que no puedes subir rápidamente, depender de la bombona, medir los movimientos... me recordó mucho a otros deportes de aventura. Me gustó mucho, salí contentísimo, seguro que repito.
La tormenta tropical
Al poco de salir del agua empezó a llover. Nos había hecho un día muy bueno pero en el trópico ya se sabe que estas tormentas se presentan rápidamente. En el barco se podía ver perfectamente dónde empezaba el aguacero. Llegamos a tierra y nos despedimos del Carbonel (se parecía mogollón :)). En media hora se formaron unos charcos de impresión, esperamos tomando un chocolate pero como vimos que no paraba tuvimos pillar las motos y meternos en un centro de spa-masaje-sauna para entrar en calor. De cine, oye. Dentro de la sauna, en una semioscuridad con suaves rayos de luz y vapor de agua, ambiente cómplice de pensamientos impuros, se distinguían 3 voces nórdicas, con cuerpos sugerentes, que vestían únicamente unos pareos que se caían cada dos por tres, enseñando sin pudor los blancos cuerpos desnudos... cuando les vi fuera de la sauna me llevé una gran desilusión, las chicas, más bien maduritas, no eran del todo agraciadas, bastante costroños, con unas mascarillas faciales, bebiendo una litrona cada una con el borde blanco del potingue... se me fue la mente calenturienta, así que les pillé un poco de mascarilla y volví a la paz interior que me proporcionaba el garito... y la isla.
Mientras seguía jarreando, entramos en calor con la sauna, cenamos en nuestro bungalow y echamos unas birras en un garito que había próximo y que amenizaban con malabares de fuego al ritmo de putrúm bastante duro.
La jungla
Cesó la tormenta y decidimos dar un paseo nocturno por la carretera principal. Sin más luz que la de la luna y algún destello que se escapa de alguna casa próxima, y con sombras de mil árboles enormes a tu alrededor se crea un ambiente tenebroso muy logrado. Si además le sumas que cada dos por tres te zumban al oído mosquitos del tamaño de un dedo (sin exagerar), notas picotazos, se oyen chillidos (posiblemente de monos) y ruidos que no sabes si son de insectos o de reptiles, te planteas si realmente podrías pasar allí una noche a la intemperie sin que te ataque ningún bicho venenoso o te mueras antes de miedo.
Al día siguiente Pepa se bajó a la playa y yo decidí dar un paseo en moto por un camino que había visto el día anterior, que se adentraba hacia la jungla y que me llamaba con letreros luminosos. Todavía no hacía mucho calor, se notaba muchísimo que había llovido mucho por la noche, todos los árboles estaban cargados de agua y te caían gotas frescas. La carretera se iba haciendo más estrecha y peor asfaltada. A los lados la vegetación se hacía cada vez más espesa y se metía más y más en la carretera. Había zonas en las que los árboles de ambos lados estaban completamente enlazados, tenían ramas verticales, y colgaban lianas hasta el fino asfalto. El ambiente cada vez estaba más cargado de humedad. Al rato encontré una casita de caña entre los árboles, habitada, pero no había nadie.
Seguí un rato más con la moto, mirando a los lados, fijándome como estaban los árboles rajados para sacar la resina y de repente vi una serpiente de unos 2 metros de largo que ocupaba media carretera. No me dio tiempo a frenar, así que la esquivé como pude. Antes de pasar la serpiente levantó la cabeza y yo por instinto levanté los pies todo lo que pude. La serpiente no me atacó, imagino que se puso en posición defensa por el ruido de la moto. A mi se me subieron las pelotas a la garganta, pero a unos 10 metros paré la miré detenidamente. No había visto nunca una serpiente tan grande, tan gorda, tan verde... y con la cabeza todavía levantada.
Seguí un poco más mi paseo, la carretera se hizo más abrupta, hasta que llegué a un puente de tablas y ramas que era imposible cruzar con la moto.
Me di la vuelta y poniendo muchísima atención a todos los movimientos de mi alrededor volví hasta el enganche con la carretera principal. La serpiente no la volví a ver.
Bajé a la playa del bungalow, donde estaba Pepa, me dí un baño breve y nos piramos a devolver las motos.
Empezaba el viaje de vuelta, el final de un fin de semana largo que me ha conquistado por la variedad, este país es la hostia!!
Pd1.- mañana intentaré subir fotos.
Pd2.- Un abrazo a todos, os agradezco muchíiisimo vuestros emails y posts, pero casi no tengo tiempo de responderlos. Ya estoy preparando los primeros viajes internacionales... ya os contaré.
Actualización a 27/10: por fin he podido subir fotos. Ya se huelen las próximas escapadas internacionales: Ho Chi Minh en noviembre, Myanmar en diciembre. Auuuuhh!
Etiquetas: Tailandia