23.5.06

Vietnam: Sur y Centro

Tenía muchísimas ganas de hacer este viaje; incluso cuando me comí el tarro con los destinos en la solicitud de la beca pensé en hacer algún día esta ruta. Y la expectación ha sido acertada, probablemente ha sido el viaje que más me haya calado en lo que llevo en el sudeste asiático (bueno, Myanmar también fue la polla).

Día 1. (de viaje, 4 de mayo)
A media tarde llegamos Ho Chi Minh City (antigua Saigón), ciudad enorme y muy animada del Sur de Vietnam, que ya había visitado en noviembre y a la que Khun-Chacs (mi compañera de curro y viaje) dedicará un futuro finde en exclusiva. Así que apenas estuvimos allí. Hicimos una visita rápida a los compañeros de la oficina comercial en Jochi, cervecitas, cena y para el autobús que Carlos nos había reservado hacia nuestro siguiente destino. Empezaba la tralla de transporte con siete horitas de autobús nocturno con el aire acondicionado y la música (algo parecido a un popurrí popular latino orquestado por Luís Cobos) a tope y curvas de carretera vietnamita de montaña.

Dalat se encuentra en mitad de las Central Highland, a unos 1.500 metros de altura y nos recibió a las tres de la madrugada con una niebla que destemplaba. Teníamos plan de dormir esa noche en el bus y luego hacer tiempo en la calle pero como el autobús llegó antes de lo previsto y la niebla era incómoda buscamos un hotel barato para descansar unas pocas horas.

Día 2.
A las ocho arriba porque habíamos quedado para hacer un barranco. Aunque tenía mono de altura, agua y saltos la actividad fue un poco sosa. En total un tobogán y cinco rápeles de los cuales sólo los dos últimos eran disfrutones, con agua, resbaladizos y encañonados de verdad. Aun así el barranco sirvió para quitarme el mono y hacer un poco de ejercicio.







En cuanto acabamos la actividad volvimos al pueblo; en media hora nos salía un minibús que nos llevaría de vuelta a la costa, exactamente a Thap Cham, una pequeña ciudad de 143.000 habitantes [*1] y para nada turística. El paseo por sus calles fue graciosísimo, todo el mundo nos miraba como si fuésemos extraterrestres. Supongo que el que Khun-Chacs fuera rubia muy rubia con el pelo largo rizado y, con su metro setenta, más alta que la mayoría de los vietnamitas ayudaría, pero de verdad que nos trataban como marcianos. Incluso varias madres llamaban a sus hijos para que vieran el extraño suceso de aquella tarde... hijo, tú una vez viste unos humanos raros paseando por esta ciudad. Para que los chavales vieran que éramos de carne y hueso entramos en una escuela y la maestra, que hablaba buen inglés, intentó que sus pequeños alumnos hablaran un poquito con nosotros.



Supongo que, con el potencial turístico de Vietnam, en unos años la gente estará más acostumbrada a las caras y cuerpos occidentales.

Otra de las aventuras que nos ocurrió en Tap Chang fue a la hora de la cena. La maestra nos había recomendado unas sopas de pollo en uno de los puestos de la calle. Pese a que Vietnam ha sido un país bastante afectado [*2] por la gripe aviar teníamos poco miedo a la alarmante epidemia. Lo que no esperábamos es que el pollo que nos ofrecieron con el arroz estaba muy poco hervido, prácticamente crudo y un atrevido mordisco delató muy mal sabor. Determiné que no me lo comía a la vez que Khun-Chacs dijo: si me ven mis padres comiéndome este pollo me meten una ostia... Nos comimos el arroz con las hojas de menta y pese a los ojos tristes de la cocinera y parroquianos el pollo no lo volvimos a tocar.

Como yo todavía tenía hambre cambiamos de garito, esta vez a una especie de cantina donde había bastante gente. - Un sitio con éxito, ¡de puta madre! -. Observé lo que estaba comiendo la gente y señalando con el dedo pedí algo parecido a carne con patatas. Cuando me lo trajeron tenía una pinta cojonuda, trocitos pequeños de carne fritos con cebolla y verduritas y olía muy bien a curry. Sin embargo cuando le hinqué el diente la textura era muy extraña. Carne dura, mucho tendón y el hueso estaba picado; era difícil no masticar la carne sin encontrar trocitos de hueso que jodían los dientes. Estaba seguro que aquella carne yo no la había probado nunca y con la fama vietnamita de comer cualquier bicho me picaba la curiosidad. Intentar enterarme del bicho que estaba comiendo fue imposible. Yo mugía, piaba, balaba, relinchaba, ladraba, maullaba... pero nada, que me quedé sin saber lo que comí.

En menos de media hora nos subimos al tren nocturno que atraviesa diariamente Vietnam. Cómo me gusta montar en tren nocturno. Echamos unas birras en el coche-restaurante y dormimos del tirón en la cama blanda [*3].

Día 3.
Llegamos a las 6 de la mañana a Danang. Allí nos esperaban un par de moteros que durante tres días nos iban a hacer de guías ‘easyrider’ por la zona central de Vietnam. Para empezar la ruta nos llevaron por los alrededor de Danang, paisajes rurales y carreteras que se usaban para secar arroz y maíz.






Visitamos My Son, ruinas de una antigua ciudad de la que quedaban sobre todo templos y estupas en un entorno selvático.



Y comimos en Hoi An, una ciudad patrimonio de la humanidad cuyas calles eran tranquilas, ideales para pasear. Allí visitamos un templo chino e hicimos las primeras compras.



Al atardecer volvimos a Danang y cenamos en el puesto de comida que tenía la mujer de uno de nuestros moteros en la puerta de casa: pato asado y sopa de noodles vegetales regada con una fresca Biere Larue. Cenamos de puta madre y seguimos la noche con los moteros en un garito de billares. Llevábamos casi un día entero con ellos y ya los empezábamos a calar. Uyen, tirillas, bien arreglado, el motero de la voz cantante, el que no para de hablar, de explicarte todos los rincones, todas las historias, de hablar de su familia, de comentarte que necesitaba el trabajo para alimentarla, de los malos momentos en la temporada de lluvias… y por otro lado Tant, con algo de barriga y descamisado, con su birra en la mano, su cigarro, su boca cerrada y su sonrisa picaruela cuando oía hablar de mujeres. Ambos estaban en la misma situación, casados con dos hermanas y con varios hijos, compartiendo profesión y amistad desde hacía mucho tiempo… pero cada uno afrontaba la vida con diferentes actitudes. Eran el punto y la i. Mi motero era el punto, Tant y con él conseguí mucha complicidad.

Aquella noche Uyen se preocupó cuando le dije que quería seguir de fiesta. Su instinto paternal le llevó a impedírmelo razonando que en Vietnam los garitos nocturnos son sitios peligrosos, donde podría encontrar sin quererlo drogas y malas mujeres. Así que para que no se preocupara a eso de medianoche nos llevó al hotel, nos acostó, nos dio el besito de buenas noches, apagó la luz y al cerrar la puerta yo pillé el kit supervivencia y a pasear por la ciudad. Todo la ciudad estaba oscura, ni una farola; por la calle pasaba algún que otro coche con la música alta y muchos perros callejeros. De vuelta al hotel yo le había sacado a Tant el nombre de varias discotecas así que fue preguntar un poquito y llegué a una sala enorme a medio aforo. Mucha ‘camarera’ mona, gays y vietquais [*4] con ganas de dar conversación a un guiri perdido en Danang. Me tomé un par de birras y volví al hotel en la moto de un chaval que me aseguraba que la única manera que él tenía de pillar cacho en aquella ciudad era pagando. De hecho ahorraba para darse un capricho una vez al mes con alguna belleza vietnamita.

Día 4.
Fue uno de los más bonitos del viaje.
Para comenzar la mañana visitamos las ‘Marble Mountains’, cinco montañas con abundancia de mármol (aunque mucho fue extraído por los chinos) y que simbolizan elementos naturales: agua, madera, fuego, metal y tierra. Las montañas albergaban varias ermitas y santuarios budistas.





Hacia el mediodía cogimos la Highway 1, que recorre Vietnam de Norte a Sur bordeando la costa, con dirección a Hue. La carretera subía colinas, se adentraba en bosques, pasaba miradores que dibujaban desde lo alto la costa vietnamita… paisajes flipantes que cambiaban cada pocos kilómetros, de montañas muy verdes pasábamos a campos de arroz con horizonte montañosos, casas aisladas, playas, islas, barquitos pesqueros… fue una ruta preciosa. Cuando paramos a comer le dije emocionado a Khun-Chacs: he hecho muchas fotos pero sé que van a ser una mierda si las comparo con las que yo tengo en la retina… aun así aquí tengo que poner alguna.





Por la tarde y hasta el anochecer estuvimos en la playa. Bebiendo cerveza Huda [*5] y hablando tranquilamente con nuestros moteros, conociendo historias del Vietnam de antes y del de ahora, de su comunismo y de su reciente apertura al resto del mundo…



Aquella noche tomamos unas birras en el único garito que encontramos animado. Echamos unas partidas de billar con los pedáneos y volvimos no muy tarde al hotel en ciclo con inevitables sensaciones imperialistas.

Día 5.
Este día acababa la estancia con nuestros moteros. A las dos de la tarde cogíamos un avión de Vietnam Airlines que por unos cuarenta euros nos llevaría hasta Hanoi. Aquella mañana la aprovechamos para ver Hue y las tumbas reales, complejo que incluía palacios, casas de descanso de antiguos reyes y extravagantes mausoleos junto al Río del Perfume.

Con pena nos separamos de nuestros amigos echando el último ¡Salús! Con Huda Beer.



Aunque sólo habíamos pasado tres días con ellos nos habíamos acostumbrado a su compañía, a su moto como medio de transporte, a sus explicaciones… si vais a Vietnam y queréis disfrutarlo a tope el verdadero país y sus gentes, os recomiendo este contacto.

Ahí va un mapita con la ruta hasta este día


Y nuestro viaje continúa por el Norte...

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[*1].- Vietnam está bastante poblado... con una superficie de 330.000 kilómetros cuadrados tiene unos 80 millones de habitantes. España ocupa unos 500.000 km2 y tiene la mitad de población.
[*2].- Unos setenta casos detectados en 2005, 22 de ellos mortales. El gobierno vietnamita tomó medidas drásticas a final de año para evitar el contagio tales como prohibir la venta de carne de pollo en los restaurantes. Desde entonces no se ha sabido de más casos. + datos
[*3].- El tren vietnamita tiene cuatro categorías de asiento: duro, blando, cama dura y cama blanda.
[*4].- Hijos de vietnamitas que huyeron de Vietnam, vivieron durante años en países de acogida, formaron allí su familia y tras los años han vuelto a Vietnam. Normalmente más ricos que la media vietnamita.
[*5].- Pese a que la apertura del mercado ha hecho que en casi todo Vietnam puedas encontrar cervezas de importación (Heineken, San Miguel...) en cada ciudad o área siguen teniendo su cerveza local: Saigon, 666, Huda, Biere Larue, Bia Hoi, Lao Cai... Sin embargo me dio la sensación de que las grandes cerveceras mundiales van poco a poco comprando a las productoras locales vietnamitas. El capital es el que manda, pese a que Vietnam todavía se considera comunista.

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12Comentarios:

@ 23/5/06 16:38 , Anonymous Anónimo dijo...

Que no me entere que vuelves a comer pollo crudo!!! Menudo viaje! El Camino Soria llega hasta esos lugares!

 
@ 23/5/06 17:37 , Anonymous Anónimo dijo...

Mira Sergio, porque estas muy lejos .... porque si te tuviese cerca, te iba a dar una maná de jostias que te ibas a enterar.

Morao te iba a dejar........

Si yo te aprecio mucho, me caes muy bien y tus relatos son magnificos .... Pero me das una envidia terrorifica .... que se convierte en unas ganas atroces de romperte las piernas!!!


Un abrazote fuerte ..... jejeje .... pero sin apretar mucho

 
@ 23/5/06 17:52 , Anonymous Anónimo dijo...

joe que bonito tooo que peaso de viajeee !!!

 
@ 23/5/06 18:27 , Blogger Finidi Angola dijo...

Envidio tus viajes. Pero sobre todo con la gente que te topas y su gran voluntad.
Supongo que tu también les das "buen rollito"....

Yo ya no digo si yo pudiera ir, lo malo que ya no estarás por allí pero iré

 
@ 23/5/06 18:50 , Blogger Hugo dijo...

se me cae la baba
punto y final

 
@ 24/5/06 09:06 , Anonymous Anónimo dijo...

Sergio, un diez para tu relato, lo estaba leyendo y me entraba ganas de hacerlo otra vez. Vietnam es increible para viajar y Uyen y Tan los mejores compañeros de viaje.
Cuídate mucho y sigue así.
PD: Por cierto (el pollo no está tan malo tío) a mi no me ha afectado demasipuoc puoc puoc puoooccc...

 
@ 24/5/06 16:26 , Blogger fito dijo...

Saludos Sergio.

Tiempo que no pasaba por aquí. Que pecado. Lo que me estaba perdiendo. Como te gusta el riesgo. No sé que considerar más peligroso, si la salida nocturna o el mordisco al pollo crudo. Tu viaje para soñar y las fotos del volcán para alucinar.

Un abrazo.

 
@ 25/5/06 13:38 , Anonymous Anónimo dijo...

Soy envidia usted. Haga siempre mis ojos conseguidos fire.hahaha que lee su blog para hacerme que piensa en el planeta solo...From Naranjita

 
@ 25/5/06 15:56 , Blogger Banyuken.es dijo...

Usted es celos bien. Diga nunca sus oidos afirmados hielo.hohohoho que huele su blog para pensar que dice en el astro acompañado...From Naranjito (1982)

¿VIVA GOOGLE TRANSLATOR?

 
@ 25/5/06 17:13 , Anonymous Anónimo dijo...

Sergio, creo que llegara el dia en que escribas sobre tus nietos y a mi no deje de fascinarme la manera en la que te expresas.... Parece un viaje increible, pero dime una cosa, entre tanto viaje y cervecita, teneis tiempo para trabajar en esa oficina comercial?

Un besinho, por aqui os echo de menos...Tamariz

 
@ 26/5/06 19:43 , Anonymous Anónimo dijo...

Floress!!!!

Veo que estas paseando mi gorro de llanero por todo el mundo, ole ole!

Casi me parto de risa con el comentario de naranjita y la excelsa contrareplica de Banyu, jajajajajaja

Teledu

 
@ 28/5/06 00:28 , Anonymous Anónimo dijo...

Que buen relato del viaje, además de que no había leido tu viaje por Myanmar y he flipado con las fotos y lo que hiciste allí.

Gran experiencia compartida con los moteros, tantos sitios tan diferentes en una misma ruta y sin pestañear te has recorrido medio Vietnam. A ver esas fotos del barranquismo que prometen.

Da gusto leerte compañero, disfrutas al máximo de cada sitio y nos lo transmites de la mejor manera.

 

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