3.5.06

De campamento en Khao Yai

1.- Saliendo de Bangkok, hacia donde fuera y como fuera.

Finales de abril, después de un mes con tan buena compañía y viéndome de repente más solo que la una necesitarme salir de Bangkok, escaparme a mi bola.

En clase de thai recibí un empujoncito para hacerlo y a partir de entonces desconecté de Khun Nipa (mi profesora). Salí de la oficina con prisa camino a casa. Rápidamente metí en la mochila lo justo y necesario para pasar unos días en alguna parte y pillé un eterno taxi hasta la estación de trenes de Hua Lam Pong. En el camino aproveché para ojear los folletos con horarios de las cuatro rutas que parten de Bangkok y buscar en la guía cosas que podía encontrar en cada punto cardinal.

La estación estaba hasta arriba de gente. Era temporada alta en Tailandia y para llegar a la taquilla tuve que esquivar la alfombra de trenzas y rastas rubias de los [pieles]rosas que había tirados por el suelo. Tanta gente olía a escasez de billetes y efectivamente en la taquilla me dijeron que para esa noche no sólo no había camas en ninguna de las rutas sino que únicamente quedaban asientos de tercera clase en la ruta que lleva al nordeste (Isan) y cuyos horarios de llegada no eran nada buenos. Así que me volví para casa con el morro bien caído, con ganas de enchufarme a Internet y ver los vuelos de bajo coste que cruzan Tailandia; los horarios y los precios eran buenísimos, pero justo al hacer el pago recordé que hacía unos meses había perdido mi DNI y el pasaporte lo había dejado esa mañana en la embajada de Vietnam para tramitar mi visado (una semanita). Con lo cual no podía volar. Segunda caída de morro que me hizo meterme en la cama y así levantarme pronto al día siguiente.

A las cinco arriba, coge el mismo petate que había dejado frustrado siete horas antes para esta vez intentar el ataque vía bus. En la estación del Norte (Mochit 2) me compré un billete a Pak Chong, ciudad de la que lo único que sabía es que estaba cerca de un parque nacional. Cuando llegué me vi en una ciudad pequeña, con casitas bajas, mucho comercio y el movimiento de una típica ciudad tai a las diez de la mañana. Negociando con un conductor de songteew conseguí que desviara su ruta hasta la entrada del parque nacional.


2.- De paseo por Khao Yai

El parque de Khao Yai es la reserva natural por excelencia de Tailandia y de bosques monzónicos vírgenes en Asia. Con un área de más de dos mil kilómetros cuadrados sus principales variadas especies vegetales y animales pertenecen a la selva tropical, selva montañosa y sabana.

Tal y como avisaba la guía la entrada al parque costaba 200 bahts (4 euros) pero lo curioso es que siendo tai el precio más alto eran 30 bahts. Una vez dentro me di cuenta de que no había ningún medio de transporte para moverte dentro del parque y el parque no cubría un área pequeña que digamos. Así que la única posibilidad que vi, y que me recomendaron en taquilla, fue hacer autostop. No tardó mucho en pasar una familia tai en su pickup y que no puso mucho problema en que yo me montara en la caja. Los chavales miraban sonrientes por la luna trasera:
- mira que majo el farang que se ha acoplado a nosotros.


Según iba subiendo rampas los colores de la vegetación y el cielo cambiaba por momentos: nubes negras que anunciaban tormenta y colores oscuros, cielo despejado y verde reluciente, chaparrón y todo gris... cuando llegamos a uno de los miradores desaparecieron las nubes y volvió el cielo azul, soleado y el calor. Nos cruzamos con unos cuantos monos que me miraban desde la cuneta. Pero el coche no se detuvo allí... ¿Dónde coño iba ese pickup? ¿Llegaríamos a algún centro de visitantes?

A los pocos minutos encontramos un grupo de ocho chavales que estaba de excursión por el parque y que también se subieron al pickup.


El coche no tenía la suspensión muy alta y en cada uno de los badenes los bajos tocaban el asfalto. La familia no protestaba, simplemente frenaba y pasaba los resaltes con precaución (aunque siempre tocando con los bajos).

Un kilómetro más allá los chavales se bajaron del pickup. Como me habían dicho que estaban de excursión para ver bichos yo les acompañé aunque lo que no les entendí (en thai claro) es que esa actividad ya se había acabado y que estaban de vuelta para comer. Yo simplemente iba donde fueran ellos, porque me iban dando conversación...


3.- Campamento juvenil

Llegamos a un campamento con varios albergues bastante grandes y en la zona común había instalado un comedor. Los chavales me llevaron hasta uno de los monitores que sabía inglés e imagino que me presentaron como un farang perdido que no sabía muy bien donde iba porque el monitor en seguida insistió en que me quedara con ellos...

- No, no, de verdad que no hay problema, que te quedes hombre, que ya tenemos pagado todo el albergue y nos sobran literas y comida.

Me comentó que toda la excursión estaba montada por una organización que hacía cursos extraescolares para fomentar el respeto, para vivir en armonía con la sociedad, con la naturaleza y el entorno. Se trataba de un campamento juvenil en el que durante aquellos tres días (aquella era su segunda noche) los treinta chavales, de entre 10 y 18 años, practicarían lo aprendido en clase sobre el respeto a la naturaleza en uno de los más ricos parques nacionales de Asia.

Qué mejor ocasión que ésta para convivir con jóvenes tailandeses, con los monitores; para conocer el sistema educativo, las bases éticas con el entorno de la sociedad tai,... para pasar una tarde-noche con peña de todas las edades y que apenas hablaban inglés. Así que encantado acepté la invitación.

- Joder, por mi guay, pero... ¿cómo os pago esto? ¿Os ayudo con algo? ¿Friego? ¿Cocino? ¿Barro el dormitorio? ¿Limpio las letrinas?
- No hombre, ya hay gente que se encarga de todo eso, hay servicio de limpieza en el albergue y entre los chavales hay cocineros.
- Vale, pues monto alguna actividad para los niños...
- No, no, que tenemos la agenda repleta ya. Tú tranquilo. Tú te unes a las actividades, observas y entiendes lo que puedas...

Acompañado por los ocho profesores (cuatro de ellos hablaban inglés) comí un curry cojonudo y después empezaron las actividades.


4.- Actividades de tiempo libre y convivencia

Me senté a escuchar a los monitores que pillaban la guitarra, mezclaban charlas...


con cánticos, con juegos...


con coreografías, con explicaciones sobre hojas, raices, animales, plumas... Yo apenas entendía una palabra, interpretaba lo que podía y los chavales me miraban desgüevados. A media tarde hubo un descanso y un grupo se acercó a mi, a preguntarme (en tai) sobre mi vida, sobre qué hacía allí... Vi que de los diez o doce solamente había dos chicas que hablaran inglés así que aproveché para que el resto de chavales se soltara con el idioma y empecé a preguntar a los demás frases básicas: - What is your name? How old are you? Where are you from?

Fue muy curioso ver que al principio se sentían tímidos pero poco a poco mostraban interés en poder comunicarse conmigo y yo les forzaba a que no usaran el tai. Los que menos inglés sabían acabaron haciendo una breve presentación y con los más avanzados pasé al castellano... un par de frases básicas que se divertían repitiendo ya que los fonemas les resultaban graciosos.

Tras la complicidad conseguida con aquel grupo el resto de chavales estaba en el bote. Todos querían hablar conmigo, saber cosas sobre mi vida, sobre España, así que entablé conversación con casi todos...

Esa noche, después de cenar, hice una ruta en 4x4 para ver animales del parque nacional e invité a los monitores a venir conmigo. Como había llovido minutos antes no vimos más que ciervos (unos veinte sin exagerar), puerco-espines (realmente no sé lo que eran porque eran muy grandes con pinchos) y algún mono insomne. Aun así me lo pasé en grande porque los monitores no paraban de echarle los trastos a la guía...

A la vuelta del safari y antes de acostarnos participé en una actividad mística, con la única luz de las velas, pidiendo deseos a los espíritus de la naturaleza.


Tras una charla, que no entendí, los monitores me dieron unas cuerdecitas blancas y junto a ellos pasé chaval por chaval atándoselas en las muñecas y deseándoles felicidad y armonía en sus vidas.
- Nada, tú lo deseas en tu idioma, funciona igual...
Imaginadme con los chavales diciéndoles:
- Tío te va a ir de puta madre...
sé que puede sonar raro pero con la charla, el ambiente de las velas, la concentración de los chavales por el respeto budista de la felicidad y las ganas que tenían de que yo les pusiera la cuerda fue realmente emocionante participar en una actividad así.

Y de ahí... a domir, mi estrella...


Al día siguiente nos levantamos muy pronto, a las 6, con el amanecer y para empezar el día tocó un poco de ejercicio físico, un poco de marcha, flexiones, abdominales y un paseo por el parque para interpretar aves, con libros de especies y prismáticos, flipando con la frondosa vegetación y con toda la variedad de pájaros del parque...




5.- La despedida

El campamento se terminaba y a la salida del parque paramos para hacernos una foto. Era la imagen de despedida del campamento pero querían que yo también apareciera en la fotografía. En la pancarta se puede leer: 'Proyecto para del respeto del medio ambiente y de los recursos naturales'.


A ellos les esperaba un autobús para llevarles de vuelta a su ciudad (Khorat, a unos 100 kilómetros al Norte del parque) pero no dudaron en acercarme hasta Pak Chong para que yo cogiera el bus de línea hacia Bangkok. Hasta que no me vieron montado no se fueron, y cuando subí a mi autobús todos los chavales me despidieron sacando las manos por las ventanillas, gritando sawadee-kaaa! (adiós)

Fue muy emocionante aquella despedida; durante 24 horas había convivido con aquella gente y sin conocerlos de nada me habían dado todo: comida, cama, amistad, diversión... Durante un día entero me sentí muy arropado por todo el grupo. Fue una experiencia cojonuda e irrepetible.

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5Comentarios:

@ 16/5/06 17:15 , Anonymous Anónimo dijo...

tio, como te lo montas!!....estoy deseando ver esas fotos!!!...
y olé tus cojones!!...que el tren falla?...pues en avión..que falla el avión?...pues en bus...que no hay coche?...pues a pata....
Los mejores viajes son los no planificados.
Un abrazo.

 
@ 16/5/06 23:52 , Anonymous Anónimo dijo...

que excursión más reconfortante, así como te podías haber llevado un chasco por llevar la improvisación al máximo, te ha salido de puta madre, jajaja, cómo inspirar tranquilidad y bienestar a unos chavales budistas con el castellano más puro.

Mola también lo de ir en la pick up; yo en otro parque de por aquí tuve que hacer autostop 3 veces para llegar a mi destino por caminitos como el que cuentas y en la parte de carga dando tumbos, como mola.


A ver esas imagenes de tanto animalito, que prometen, un saludo tío.

 
@ 17/5/06 16:19 , Anonymous Anónimo dijo...

Cuanto mejor iría el mundo si todos aprendiéramos de los niños, con tanta inocencia, que lg toda se pierde....
Nada nada, a seguir disfrutando, q lg te acordarás a tu regreso a España.
MUAK!

 
@ 17/5/06 20:57 , Blogger Banyuken.es dijo...

Tío, cómo me recuerda a la excursión que me pegué sólo también este fin de semana. Bueno, en realidad fue bastante más cutre (la mía), pero ya leerás por qué lo digo. Mola como encaras el tiempo.

 
@ 18/5/06 17:10 , Blogger Hugo dijo...

grandes personas hay por todo el mundo.
Una excursión sacada de la manga, aquellos planes que no están planeados, suelen ser los mejores, y tu historia lo verifica.

pasalo bien!!

 

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