El Foro Empresarial desde bambalinas - parte 2
Jueves, 23 de febrero
A las 6.30, hora y media después de caer sobados nos llamó Faustina, nuestra contable, para avisarnos de que las azafatas ya estaban en recepción preparadas en organizar las cosas. Por turnos nos duchamos los 5 becarios, pusimos elegantes y bajamos a ver cómo iban las cosas. El Ballroom olía a estrés, agitación nervios, gritos, dudas, metalillones, últimas pruebas de luces, proyectores, ordenadores, intérpretes simultáneos...
Los minutos pasaron volando y en poco tiempo se dió el pistoletazo de salida: aparecía el Rey y subía al escenario que pocas horas antes habíamos preparado. Y se le veía perfectamente, a él, a toda la mesa presidencial, a la presentadora (nuestra compañera Teresita que bordó la presentación en muy cultos tailandés y castellano: kop kop kun), la proyección y el escenario en general. ¡Buen trabajo kun
Pepa!
Yo me posicioné junto a los técnicos del hotel y de los equipos alquilados para asegurar que la imagen seguiría siendo buena durante todo el evento.
Tras las típicas charlas de algunos miembros de la mesa presidencial (rey, Moratinos, secretarios de estado españoles y tailandeses, comisión de empresarios españoles...) pasamos a un breve desayuno. En este momento el Rey desapareció del evento con rumbo a otro acto oficial y yo, en vez de aprovechar el esquisito desayuno busqué las presentaciones de los ponentes de la siguiente fase del evento: la sesión plenaria, en la que tanto autoridades españolas como tailandesas comentarían las relaciones económicas entre ambos países. Durante la plenaria hice buenos migas con otros precarios tailandeses que tenían encargado pasar las transparencias de sus respectivos jefes, al igual que a mi me tocó con la presentación del director general de comercio e inversiones. Tarea nada fácil la verdad: la presentación
era en castellano y el discurso en inglés, y claro, cuando no sabes del tema, no tienes un guión del discurso y el ponente está a casi 50 metros no siempre es fácil acertar... gracias a mis compañeros la cosa salió adelante.
A eso de la una tocaba comer. Servidor sólamente pudo disfrutar de unos entrantes y un bakalao cojonudo, y con prisas tuve que preparar la siguiente fase del evento: los workshops. Se trataba de dos seminarios paralelos donde algunas empresas españolas y tailandesas mostrarían sus ganas de invertir en ambos paises y que debía dar paso a una charla entre empresarios con ganas de inversión. Cómo tuve que estar al tanto de los equipos de ambas salas me tragué parte de las ponencias y de las discusiones posteriores, y la verdad es que los temas fueron bastante interesantes: medioambiente, agua, transporte... Flipé también con nuestros intérpretes simultaneos, que traducían con un segundo de retraso todas las charlas españolas o inglesas.
Con diferente participación en los seminarios, ambos terminaron con éxito (todavía llueven felicitaciones) a eso de las 5 de la tarde. Por fin se veía la luz, habíamos terminado el evento que tanto tiempo y esfuerzo nos había llevado preparar.
El equipo de la ofcomes no nos lo creíamos, aunque agotados, se dibujaba una sonrisa en cada una de nuestras caras por saber que habíamos terminado.
Con mezcla de agotamiento y felicidad recogimos cada una de las salas de hotel y en la furgoneta alquilada nos fuimos a casa. Reventados... pero no nos podíamos parar a descansar. En unos minutos debíamos ir a casa de Thaksin Sinawatra, el primer ministro de Tailandia, que hacía una recepción al Rey de España y a los empresarios españoles, y nosotros también
estábamos invitados. En un primer momento se pedía que los asistentes al acto vistieran smoking o vestido largo, pero a media tarde se dió libertad de vestuario ya que muchos de los invitados no poseían trajes de grandes galas.
Si bien el palacio de Thaksin está bastante de lejos de nuestras casas, y pese al tráfico de Bangkok, conseguimos llegar al acto con un minuto de adelanto. Ya estaban todas las autoridades, incluso el coche del Rey, pero tomamos un atajo y nos presentamos en el salón de recepción justo antes que el Juancar. Vamos, con la mirada de todos los asistentes, cruzamos la alfombra que daba entrada al salón unos segundos antes que el monarca. Flipados con el lujoso salón, nos colocamos estratégimente junto a una mesa de canapiés y desde allí vimos el ritual de saludos mútuos. Me pareció curioso que uno de los asistentes (creo que acreditado por la casa real) echó la bronca a otro por tener la mano en el bolsillo mientras sonaba el himno de España: - ¿Es usted español? Sáquese la mano del bolsillo mientras suena el himno, haga el favor. Igual alguno de vosotros me podeis explicar esta norma. Como apenas habíamos comido, y la gente no mostraba demasiado apetito, Ander, Pablo y yo seguimos dedicándonos a los canapiés y al vino. Mientras el rey y el primer ministro tailandés hicieron un paseillo para saludar a los asistentes, donde pude observar muy de cerca la jovialidad del monarca, que se alegró de ver nuevas generaciones en el acto, y la cara de tristeza del presidente del gobierno tailandés. Esa intuición se consolidó dos días después de este evento: en la playa, nos enteramos de que Thaksin había dimitido de su cargo de presidente del gobierno; no podía soportar las presiones del pueblo tailandés tras un pelotazo empresarial en el que su familia se llevó un buen pellizco. Thaksin es un hombre muy rico a nivel mundial, un gran economista que ha presidido Tailandia durante 5 años, y cuando los pufos económicos se hacen visibles siendo político, es difícil aclarar la imagen.
Fuimos los últimos asistentes en salir de aquel lujoso palacio. Con dolor de piernas, ojos caídos y prácticamente sobado fui a cenar con unos cuantos amigos (Pablo-banco, Laura, Ander, Pablo y sus amigos madrileños q en esas fechas le visitaban) con el principal objetivo de despedirme de Tamariz, una amiga con la que he compartido buenas juergas, charlas y momentos y que se volvía ya para su tierra gallega. No aguanté mucho, me quedaba dormido durante la cena. Llevába como 3 semanas durmiendo poco, y la racha final había sido
muy dura. Así que me piré a sobar. La pesadilla de falta de vida se había acabado esperando que la recompensa fuera buena... aunque ésta todavía está por concretar.
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Etiquetas: La vida pasa...
2Comentarios:
Enhorabuena Sergio. Tremendo curro y que bien has respondido. No sé como hubiese reaccionado yo a tanta presión y trabajo. Y no has desaprovechado la ocasión para hacer amigos y consolidar tu relación con los que ya lo eran. Estupendo.
A ver si veo esa imagen en la que aparecéis el rey y tú, para poder decir "yo hice un curso con ese chico".
Hasta pronto. Por cierto, el pendiente, ¿ya lo luces otra vez o pasó a mejor vida?
Tío, eres un ejemplo para los precariomáticos Icex allende mares y fronteras. Me gustaría saber algo más sobre esa recompensa... aunque cualquiera que sea te la tendrás bien ganada.
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