17.3.06

Hua Hin

El fin de semana después del Encuentro Empresarial necesitábamos descansar, así que todos los becarios de la ofcomes (excepto Pablo, que se fue con sus colegas madrileños a Camboya) nos bajamos a Hua Hin.

Hua Hin es una ciudad de unos 50.000 habitantes y que de siempre ha sido uno de los principales sitios turísticos para los tailandeses gracias a su enorme y cuidada playa. Llegamos ya de noche, buscamos una guesthouse barata (unos 7 euros la habitación doble), en mitad de la calle de moda y nos fuimos a cenar a un garito local. Comida tailandesa y mil shingas que invitaban a hablar: el Encuentro Empresarial todavía estaba cerca y nos quedaban comentarios al respecto...




Cerveza tras cerveza, tal como acostumbran las charlas de borrachera, la conversación se orientó a solucionar el mundo, esta vez desde el punto de vista económico: que si producción ganadera y agrícola, que si especialización del país en sectores determinados, que si repercusiones a los pequeños productores, que si nichos de mercado, que si leche fresca Cañada Real o en tetra-brick... cuando un
informático se emborracha con economistas salen cosas muy graciosas.

En aquel garito nos aguantaron hasta bien entrada la noche porque los dueños también se estaban emborrachando en otra mesa junto a nosotros. Salimos tan tarde que la mayoría de garitos de la calle de moda estaban ya cerrados. Así que decidimos seguir los consejos de los locales y fuimos a la zona de los karaokes. Allí encontramos
todos los elementos de la noche tailandesa tardía: mezcla de guiris y thais, billares, fulanas, katoeis (travestis) y también chicas que invitan a conversar contándote sus aventuras como madres, como empresarias, como universitarias o como lo que sea. Y entre charla y charla una birra, una partida, una canción en el karaoke (en thai escrito con caracteres farangs) y un par de bromas por el micro.

Ander y yo acabamos bastante tocados, llegamos al hotel con la risa mañanera y no pudimos aguantar el desgüeve por el pijama con el que nos recibía nuestro recepcionista 'el verduras'.

El sábado al mediodía fuimos a la playa.




Nos pegamos toda la tarde allí, haciendo la croqueta.




Al atardecer mis compañeros se fueron a uno de los chiringuitos cercanos y yo me quedé solo, leyendo, observando los joviales grupos de thais, pensando, mirando al horizonte y disfrutando de los colores oscurecidos que me brindaba la playa...




Ya de noche tocó disfrutar de los frutos del mar, una buena parrillada de marisco en un mirador sobre la playa que dio paso a otra noche de mil cervezas.




Conciertos rockeros, paseos por el Huahin menos concurrido, esquivar puretas danesas expatriadas que te metían mano y de nuevo a la zona de los karaokes donde ‘las madres’ nos recibieron con los brazos abiertos. Esa noche estaban menos animadas porque no les funcionaba el chisme de las canciones, el ordenata se les había quedado colgado y sólo podían pinchar con cds de audio. El informático 24x7 hizo un complicado reset y volvieron las letras a la tele, las sonrisas a las caras de las camareras y a nuestras bocas una birra de regalo.

Otra noche de canciones, conversaciones y triquiñuelas para que bebiéramos más y más, y de nuevo volvimos al hotel con el sol en la nuca. Más de lo mismo: risas con el verduras y a despertar a Pepa y Cristina, nuestras compañeras.

El plan para el domingo no era muy innovador: más croqueta y más descanso en la playa. Sin embargo esta vez al atardecer, ya pensando en irnos, Pepa decidió montar a caballo por la playa. Yo sólo había montado una vez hacía unos 4 años [*1] y como no tenía ni idea pasaba de montar el espectáculo en mitad de la playa. Pero Pepa se cansó a los veinte minutos y viendo lo bien que montaba ella me decidí a probar.




Y la verdad es que no fue mal… era un caballo comprensivo, que te entendía, según lo que le dijeras se ponía a andar, a trotar, a cabalgar, a frenarse, a girar; un placer cabalgar a lo videoclip por la orilla de la playa.

El finde fue bastante repetitivo pero conseguimos el objetivo: el domingo noche estábamos en Bangkok, mucho más descansados y desestresados. Un finde para reposar y darle placeres al cuerpo, que se lo merecía desde hacía tiempo.

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[*1].- Recordando aquella excursión improvisada a la Rioja, a la Laurel, a Navarrete, visitando al Uci...

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4Comentarios:

@ 17/3/06 23:04 , Blogger Jose Angel dijo...

Que buena historia, el más mochilero de los icex vuelve a la carga!
Eso si, exijo foto del verduras que tiene que ser pa partirse!

Un abrazo compañero!

 
@ 20/3/06 15:42 , Anonymous Anónimo dijo...

Mu buena pinta la ultima excursion, lo que necesitabas para descansar de las jornadas maratonianas de curro por la visita de sus altezas los gorrones de españa.
Big

 
@ 21/3/06 16:33 , Blogger fito dijo...

El encuentro empresarial estuvo bien, pero echaba de menos estos posts, aunque en la última foto parezcas uno de los actores de culebrón sudamericano, en plan Pasión de Gavilanes. Ahora, con más estilo.

Espero que no tengas más ecuentros de esos, para deleito del resto.

Saludos.

 
@ 12/1/07 10:50 , Blogger Kala dijo...

a veces tengo la sensación que esa nostalgia no se pasa... en mi caso volví a Chile hace años, pero Tailandia o Thai-planet como solía llamarlo siempre se roba mis pensamientos...
agregame a tu msn, me gustaría seguir en contacto contigo, uso el msn con la misma dirección que te llegan mis comentarios.
Un abrazo y "chok dee na kha!!!"

 

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