3.1.06

Camboya en año nuevo

Este viaje no me dió tiempo a prepararlo apenas. Mi cabeza se había centrado en Indonesia y hasta que no volví de allí no me di cuenta de que nochevieja se acercaba y no tenía ningún plan fijo. Sabía que iba a ser una nochevieja muy diferente y no me importaba que no hubiera fiesta, si tenía que pasarla perdido en algún poblado de la selva con tribus shan o en alguna guest house de una ciudad cercana charlando con mochileros que viajan a su bola.

Sin embargo los planes se encauzaron a última hora. Pepa, mi compañera de curro, había conseguido información de un evento que sonaba muy bien pero con un acceso bastante complicado. Junto con Nadia y Carlos, becarios de Ho Chi Minh, habían perfilado un plan al que le colgaban flecos aventureros y que sonaba bastante agotador después de mi inminente recuperación de Indonesia. Pero qué cojones, que hay que aprovechar el momento, disfrutar a tope, y no dejar nada para mañana si lo puedes hacer hoy. Así que a un día de nochevieja, y habiendo volado dos días antes, me compré billetes a Phnon Penh.

El paseo hasta la fiesta

Nunca me había levantado el último día del año a las 4 y media de la madrugada. A las 8 de la mañana estaba ya en Phnon Penh, la capital camboyana. Carlos y Nadia ya habían conseguido un coche-taxi que nos llevaría en dos horas y media, por una carretera ‘buena’, a Kampot, la ciudad en sur del país donde vivían los contactos que nos iban a llevar a la fiesta.




Tras comer en Kampot íbamos a entrar en el parque nacional de Bokor por un camino exclusivo para vehículos altos. En la parte de atrás de nuestro pickup 4x4 nos montamos nosotros 4, un par de franceses de estilo clásico francés, una chica con rastas rojas supersonriente, un punky con una gorra en la que se leía ‘speed is good’, un chaval de la peca irlandés con pelo-percha-gafa-dos-posiciones y un australiano que me recordaba muchísimo al Guille del Street Fighter.





Tres horitas de botes agotadores en la caja del pickup adentrándonos en la selva, paradas intermitentes para ayudar a otros 4x4 a salir de baches y flipando con la exuberante vegetación.




A la caída del sol llegamos a nuestro destino: un casino abandonado en lo alto de una colina, en un mirador sobre el resto del parque nacional, una casa enorme en mitad de la jungla que desde la época colonial francesa no había tenido más uso que las anuales raves de fin de año. ¿Quién da más para una nochevieja diferente? [*1]





La juerga

Aquella fiesta tenía una pinta buenísima; cuando llegamos nosotros ya había como unas 300 personas, locales y guiris, bebiendo, montando jarana...




…. y cenando can en los alrededores.




Bajamos nuestras mochilas a la guest house que estaban construyendo a 10 minutos de pateo y las dejamos junto a las improvisadas tumbonas en una habitación compartida por guiris de todas las nacionalidades.

Subimos a la juerga con nuestra bebida y no tuvimos ningún problema para meterla dentro del casino. La sala principal era bastante grande, con música, djs, barras de bebida y comida. La música era muy mezclada, muchos toques de música negra, hip hop, funky, drum & bass, mezclados con temas dance y house. La verdad es que durante la noche no me fijé demasiado en la música; la vista ocupaba toda mi atención, era todo tan diferente, mezcla de gente camboyana, principalmente de Kampot, y guiris fiesteros, en una casa que se caía a pedazos y donde se olía muy buen ambiente tanto dentro como fuera del casino.

La fiesta iba viento en popa, bailando mucho y gozándola a tope. Sin embargo, sabios consejos de Carlos, había que tener en la cabeza que estábamos en un país muy diferente a los que conocemos. A ninguno se nos podía ir la bola de meternos ni por asomo en un follón por un mal empujón o salir a dar un paseo por los alrededores del parking del casino. Camboya ha estado muchísimo tiempo bajo la represión del régimen del Khmer Rouge y en continuas guerras civiles y con los países vecinos, con lo que la herencia actual de armas y minas repartidas por todos los campos del país es bestial. Bien pudimos comprobar en la fiesta que hay jóvenes camboyanos que llevan pistola y no dudan en usarla; son cosas que cuando ocurren a 50 metros de ti te acojonan, te hacen recapacitar y por supuesto te cortan el pedo.

Pero la fiesta seguía y había que entrar en el año con buen ánimo. A diez minutos de las 12 nos pusimos una alarma, fuimos a pedir unos cubatas y sacamos las uvas que había comprado Pepa a 10$ el kilo. La música se paró y los djs gritaron ‘happy new year!!’, nosotros nos pusimos de acuerdo para darnos las campanadas y jalarnos las uvas de comienzo del 2006 allí, en la barra de una rave en mitad de la jungla Camboyana.

La juerga siguió con más ánimo aún. Fuera empezó a llover y la mayoría de la gente entró al salón principal del casino. Los paseos de tomar el aíre en el parking se sustituyeron por pillar la linterna y buscar huecos nuevos dentro de la casa. En según que sitios surgía el acojone de explorador en casa abandonada, salas donde sólo veías gente durmiendo entre las sombras y ladrillos caídos, orientación tocada por el alcohol y escaleras que te llevaban a la terraza o al tejado.

En una de las habitaciones encontré un grupo de shavales camboyanos, de unos 17-19 años que estaban encendiendo una hoguera para pasar allí la noche, sentados y apretujados como podían. Tuve una conversación muy agradable con ellos, aprendiendo mucho sobre la fiesta, la vida camboyana y echando unas risas de borracho juvenil. Jeje.

La juerga tocaba a su fin, magias finales, cánticos sin acompañante por el camino y a dormir.

La vuelta

Al día siguiente la vuelta por el camino de baches hasta Kampot fue un infierno, y de ahí la vuelta a Phnon Penh helador por el puto aire acondicionado. Esa noche sobar en un antro y despedida de mis compañeros que volvían en coche cruzando Camboya y Tailandia para coger un avión a media tarde desde Bangkok a Myanmar. Yo en cambio prefería volver en avión y aprovechar el lunes para ver Phnon Penh.

Phnon Penh

Después de tanta juerga de fin de año había que aprovechar el viaje y currarse el rollo cultural y turístico en Camboya; y tenía un día entero para conocer su capital.

La historia del siglo XX de Camboya es muy cruel y sanguinaria. Tras la independencia de Francia con una monarquía turbia y coincidiendo con el final de la guerra de Vietnam, un grupo de insurgentes indígenas de la etnia Khmer tomó el poder y instauró el régimen del Khmer Rouge cuyo objetivo inicial fue reconstruir la sociedad y economía camboyana desde cero, moviendo a toda la gente apta a los campos de cultivo a trabajar 12 y 15 horas diarias y exterminando al resto de la población. Si a este régimen le añadimos bombardeos masificados por las tropas norteamericanas y guerras continuas en las fronteras con Vietnam y Tailandia, queda un país de 14 millones de personas tremendamente pobre y con secuelas que sólo el futuro, de la mano del resto de países, podrá reparar.


No hay nada mejor para ponerte en la cruel época del Khmer Rouge que visitar los campos de exterminio de Choeung Ek o el museo Tuol Sleng, una escuela convertida en prisión de tortura y exterminio.




La capital es un reflejo claro de la historia camboyana. Sus calles nuevas bien organizadas para alojar de nuevo al mundo rural y su pobreza extrema se mezclan con templos centenarios y palacios exageradamente lustrosos. Mucha diferencia de clases sociales, muchísima mendicidad y mutilación.




Curiosa cabina de teléfono y gasolinera...




El estado actual es democrático pero si hablas con la gente te comenta ciertos hechos que distan mucho de una democracia real, el encarcelamiento de políticos por el mero hecho de denunciar al gobierno, o la enorme corrupción, son problemas que dificultan el avance de un país tan pobre. Camboya merece una observación y ayuda continua desde el resto de países.


El viaje por Camboya se acababa, el martes a primera hora cogí un avión de vuelta a Bangkok para ir directo a la oficina. Algo cansado pero contento por haber pasado la nochevieja en un sitio tan memorable.

pd.- de la fiesta no tengo ninguna foto, las cámaras que llevábamos son de mis compañeros y están ahora mismo en algún sitio de Myanmar, pero ya pondré ya.


[*1].- Celtíberos!! ya me han llegado rumores del brindis a mi salud. Q grandes sois!! Bueno pues ya sabeis, año nuevo viaje nuevo, voy preparando vuestra ruta. Y contadme que tal fue la juerga en el txirin.

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4Comentarios:

@ 4/1/06 16:50 , Anonymous Anónimo dijo...

Muchacho, así sí. Que grande.
Yo, si fuera tu Consejero, te pondría cadenas a la oficina para que dejes de moverte tanto y de dar envidias a los demás.
Fuertes abrazos.

 
@ 9/1/06 16:18 , Anonymous Anónimo dijo...

Je Je Je, vaya compañero de viaje he tenido, todo un lujo, no hay posibilidad de aburrirse, es todo un jabato!!! Sigue así hombre, me lo pasé genial en Camboya con vosotros!!! Feliz año 2006!!!

 
@ 9/1/06 21:28 , Blogger Banyuken.es dijo...

Gracias por dedicar tiempo y esfuerzo a vivir tan bien la beca, y gracias por dedicar tiempo y esfuerzo a compartirlo con nosotros desde la gran guía de viajes en la que se está convirtiendo tu magnífico blog.

Un abrazo.

 
@ 10/1/06 22:03 , Blogger fito dijo...

Vaya fin de año. Ya estoy esperando la próxima entrega.

A todas estas, ¿estaba buena la carne de can? Yo creo que estoy ya muy occidentalizado para disfrutar de esos manjares, aunque nunca se sabe.

¿Te quedaste con el nombre del casino? Por saber si el año que viene organizan fiesta de fin de año también.

 

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