21.6.06

Pekín

A este viaje le tenía tantas ganas como respeto. China es el país más poblado del mundo, aparentemente difícil de conocer desde fuera, con una cultura muy diferente, donde no se habla apenas inglés y con fama de no ayudar demasiado al turista. Y Pekín, siendo su capital y mezcla de gente de todas las provincias, conserva perfectamente sus raíces chinas. Si bien todos esos prejuicios se afirmaron durante el viaje también debo decir que la gente me intentó ayudar lo máximo posible pero el diferente y potente idioma chino es una barrera difícil de superar.

Ni siquiera en el aeropuerto me hablaban en un inglés entendible así que la mímica hizo su trabajo desde el principio. Siguiendo las instrucciones de Rubén, mi compañero en Pekín, cogí un bus desde allí. En un par de paradas estaba ya en su barrio dónde me esperaba con su bicicleta para acompañarme a su pedazo de morada. Como apenas había dormido en el avión caí rendido, aunque en un par de horas me sonó el despertador porque había quedado en el centro de Pekín con Blanca, amiga y novia del Alalalalón, un gran amigo de toda la vida. Blanca se había pegado desde navidades aprendiendo chino y se volvía en una semana a Soria.

La plaza de Tiananmen se me apareció de repente a la salida del metro, enorme, con edificios majestuosos a sus lados y la Ciudad Prohibida presidiendo al Norte. Como ambos estábamos caninos fuimos a comer, probar la comida china, en China, para reafirmar que la comida china en España no tiene nada que ver con la original.

Y a patear… vaya tute que me metió Blanca. No sé si fue porque apenas había dormido pero acabé reventado. Paseo por las desmesuradas y exageradamente decoradas calles comerciales, vuelta a la emblemática y revolucionaria plaza de Tiananmen, ojo a la cuenta atrás para el comienzo de los juegos olímpicos de 2008 y paseo por los hutones de los alrededores. Esta última fue la parte que más me gustó, donde se ve la verdadera vida pekinesa, la de las clases sociales bajas que pasan el día en la calle, trabajando, comerciando, jugando al ajedrez o al dominó, sobreviviendo en barrios hasta que el gobierno decida derrumbarlo y plantar un nuevo rascacielos que mejor la imagen o centro comercial que abra aun más las puertas capitalistas del gigante chino.

Cenamos en una churrasquería brasileña (buffet, un lujo que nos dimos) y después seguimos tomando unas copas por la zona de las embajadas en donde se mezclaban expatriados y un@s poc@s locales con ganas de conversar.

Al día siguiente volví a coger el metro yo solo. Habiendo pillado ya el ritmo y las distancias de la ciudad quería una bicicleta pero cuanto más andaba buscando una más encantado estaba paseando. Templos, avenidas, callejuelas, parques… encantado me crucé prácticamente el primer anillo de Pekín a pata. Y de nuevo lo que más me impresionó volvieron a ser los hutones. Estos barrios vienen de antiguas propiedades nobles que en época comunista se dividieron para dar alojamiento a las clases obreras. Calles estrechas y puertas que dan acceso a nuevas calles compartidas por varias casas. En todas las calles encuentras varios baños públicos ya que la mayoría de casas no cuentan con servicio.

Esa noche cenamos en un restaurante chino comida local riquísima. Todos los platos eran exquisitos. Y después una copa tranquila para coger mejor el sueño…

Al día siguiente me levanté temprano. Metro hasta la estación de autobuses y de ahí bus público hasta Huairou, a unas dos horas de Pekín. Conseguí llegar a base de repetir mil veces los nombres de los destinos. Los pekineses tienen fama de tener un chino delicado, no entienden salvo que pongas una entonación perfecta… y claro, a mí me costó un poquito.

Al bajar del autobús me junté a un par de japonesas y compartimos furgoneta hasta Mutianyú donde está una de las zonas rehabilitadas de la Gran Muralla China. Subí a pata pese a haber un teleférico y aunque hacía calor la verdad es que fue un agradable paseo entre pinares. Me encanta el olor de los pinos cuando el sol los calienta, como decía El Último de la Fila.

La Gran Muralla es impresionante. Si bien sólo ha sido reconstruida parte de ella puedes andar kilómetros y kilómetros hasta cansarte sin ver bajar de ella. Subidas, bajadas, serpenteos, torreones, vistas vertiginosas… hasta que llegué al final de la zona turística. El cartel lo decía claro, no pasar, pero a mi me habían recomendado seguir. Ahí empezaba la descuidada original muralla. Con mucha vegetación encima y en los lados, los bloques de piedra caídos, bajadas en forma de terraplén, torreones derrumbados… sin embargo el camino seguía y seguía hasta perderse entre las montañas. Me encantó aquel paseo.

A la vuelta me dejé llevar por la atracción turística y bajé desde la muralla hasta la base por un tobogán. En tres minutos estaba abajo… creo que preferiría haber vuelto por el pinar…

La vuelta a Pekín fue muy entretenida ya que conocí a una estadounidense con la que tuve una larga conversación… chica nacida en Boston, de padres cantoneses, viviendo en Tokio y de turismo en Pekín encuentra turista en Pekín, viviendo en Bangkok y soriano de toda la vida. Ambos mostrábamos mucha curiosidad por nuestras vidas, la verdad, sin embargo al llegar a Pekín nos despedimos sin pedirnos datos y no creo que vuelva a saber nunca más de ella.

Apenas había comido en todo el día así que tenía mogollón de hambre. No quería entrar en ninguna de las numerosas tiendas de conveniencia (las que ahora en España todo el mundo conoce por ‘chinos’) y me llamó mucho la atención un restaurante local. Por supuesto las camareras no me entendían ni yo a ellas, el menú estaba todo en chino y solo entendía los precios. Así que pedí aleatoriamente un plato de precio medio y me levanté a coger un birra del frigorífico. A los diez minutos me trajeron lo más parecido a un revuelto de setas y pimientos rojos. Estaba buenísimo, la primera vez… lo digo porque me estuvo repitiendo hasta el día siguiente. Luego me enteré que esas setas son un poco difíciles de digerir…

La tecnología no estaba tan barata como podía pensar, sin embargo esa tarde fui con Rubén a comprar un disco duro portátil la mar de mono por unos cien euros. Lo necesitaba, con tanta foto mi ordenador se está quedando ya sin espacio…

Al día siguiente aproveché para ver la Ciudad Prohibida (las autoridades llevan tiempo intentando imponerle el nombre de Palace Museum). Durante muchos años cruzar las murallas de esta ciudad soponían pagar con la vida, sin embargo ahora por unos seis euros flipas con los palacios, las casas, los patios, las callejuelas… una auténtica ciudad en el centro de Pekín exclusiva para los emperadores de la época, sus sirvientes, vasallos, concubinas y eunucos. De proporciones inmensas, con todas las calles siguiendo los puntos cardinales para airear las energías, con todas las casas orientadas hacia el sur para evitar los malos poderes…

Al salir de la Ciudad Prohibida, cansado por sus dimensiones y desubicado con tanta callejuela, fui con Blanca a comer pato a la pekinesa. Se separa la piel del pato de su carne soplando, se tinta y se dora en el horno. Una vez cortado en brochetas se enrolla en una capa de cereal, puerro o cebolleta, pepino y una sabrosa salsa y para dentro. Me gustó más el ritual que el sabor, pero hay que probarlo. La comida dio para una larga conversación sobre nuestras vidas, su evolución, el futuro y también arreglar un poco el mundo… que buena fue Blanqui, hacía mucho tiempo que no hablaba sobre estos temas tan a gusto.

Y con esto el viaje se terminaba. Han sido pocos días en Pekín pero han servido para llevarme una ligera imagen de China, o al menos de su capital. Un viaje para conocer un poco la fábrica del mundo, el gigante (ex-?)comunista, la futura máxima potencia, sus desigualdades sociales, su milenaria historia, su ancestral cultura, su difícil idioma y entender la influencia en el resto de países de la zona.

Aunque sé que China merece muchíiisimo más tiempo para ser conocida. Algún día...

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Muchísimas gracias Rubén y Blanqui por ser tan buenos huéspedes.

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5Comentarios:

@ 22/6/06 18:29 , Blogger fito dijo...

La Gran Muralla y la Ciudad Prohibida. Dos razones que por sí solo bastan para visitar Pekín, y China por extensión.

Lástima que hayan tantas barreras idiomáticas, aunque no son excusa para conocer una cultura y un país nuevos. Algún día volveré a leer estas líneas días antes de poder seguir tus pasos.

Un abrazo.

 
@ 23/6/06 01:22 , Blogger Banyuken.es dijo...

Increíble, China. Vaya viajecitos que te estás pegando; vaya año inolvidable que va a ser éste para más de uno y de dos. Como siempre se me ocurren pocas cosas más que hacer en un sitio que hayas visitado de las que tú nos cuentas. Me alegro de que estés viviendo esto tan a tope Sergio.

 
@ 23/6/06 01:35 , Anonymous Anónimo dijo...

Vengo siguiendo su blog desde hace un tiempo...lo descubrí por casualidad por un amigo becario y hasta hoy no me animaba a dejarle ningún comentario.

He decirle ke estoy maravillada, ya no sólo por las fotos ke publica de los sitios ke ha visitado a lo largo de estos meses ke lleva por allá...sino por la forma en ke cuenta sus aventuras y nos "transporta" de alguna manera a esos rincones. Gracias por la parte ke me toca. Pues eso a cuidarse compañero aventurero.
Saludetes desde Canarias

Wendy

 
@ 25/6/06 19:01 , Blogger Unknown dijo...

me subo al tren de los admirados casuales. estoy terminando de diseñar un diccionario visual y necesitaba un tren... fíjate, un tren... y google me lleva a tu blog... pues eso: un tren a Xian. maldita la casualidad. en seis días comienza mi verano: vuelvo a Praga y me quedo un mes por allí; después volveré a casa y será el tiempo para la ruta del sur... mauritania?, senegal? por fin la mochila despés de un año: confiar en desconocidos, comer sin preguntar, girar la esquina sin saber a donde lleva, oler a vagabundo... mira, me has dejado echo polvo:incluso con estos planes, mirar a oriente es cegador. gracias por marcarme otro camino, por abrir otra ventana. muy bien contado, por cierto. pero bueno, hace ya una hora que ando perdido por tu bitácora, y debo terminar ese trabajo antes del martes :-) mucha suerte, ginés
ginescb@hotmail.com
septemtrionis.blogspot.com

 
@ 3/7/06 19:49 , Anonymous Anónimo dijo...

ese Sergio....oeee
jo...China, al final vas a ganar tú el concurso del becario viajero...maldita sea... y eso que yo eché el resto :D
jeje

un abrazote y a seguir igual

 

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