Malasia: Cameron Highlands y Penang
Aunque el primer finde de septiembre yo quería visitar Hong Kong, “Little devil” Naranjita me cambió los planes de la jungla de cristal por la jungla de verdad y las montañas tropicales del centro peninsular de Malasia.
Me reuní con ella en Penang, una isla del norte malayo unida a la península por el puente más largo de Asia, con casi 14 kilómetros. Apenas llegamos a Penang cogimos un autobús, cruzamos el puente y en cinco horas estábamos en un pequeño pueblo de las Cameron Highlands. Aunque el pueblo estaba abarrotado por ser el día nacional de Malasia, la previsora Naranjita había reservado en una guesthouse barata, acogedora y con un personal muy atento. Salimos a cenar y flipé con la diversidad de comida. Es muy curiosa la mezcla étnica que encuentras en Malasia; el pueblo autóctono convive, prácticamente sin mezclarse, con indios y chinos, y cada uno tiene su cultura, sus costumbres, su comida...
La cena siguió con un paseo agradable, un parque, un banco, una buena amiga, una charla profunda sobre nuestros destinos, nuestras vidas... disfrutando mucho de la conversación y del frescor de la montaña que tanto echo de menos en Bangkok.
Al día siguiente queríamos hacer una ruta por la montaña y, pese a que el clima y la señalización no ayudaban, al final lo conseguimos. Un caminillo nos metió en el bosque tropical y durante un par de horas paseamos rodeados de verde vegetación, de humedad, de sonidos curiosos y sin ver un solo alma.
Cuando salimos del frondoso bosque aparecimos en un pequeño poblado que explotaba a tope, con sus invernaderos, las fértiles tierras. Lechugas, tomates, repollos, cebollas, menta y muchos más vegetales que no distinguía. Noté bastante progreso respecto al panorama rural tailandés, tanto en la organización como en la maquinaria agrícola. Si bien en Tailandia se explota mucho la tierra [*1] muchas labores todavía se realizan a mano.
Aunque seguía chispeando no paramos nuestro paseo. Iba cambiando el paisaje, el tema de la conversación, el camino pasó a ser carretera, a ponerse cuesta arriba... nos dirigíamos hacia una de las abundantes y extensas plantación de te pero no sabíamos la distancia a la que estaba. A la media hora un pickup paró para ofrecerse a llevarnos... y menos mal, porque llegamos en el último turno de las visitas y aunque vimos montañas y montañas vestidas de arbustos no pudimos visitar el proceso de extracción del té.
Afortunadamente encontramos un 4x4 para volver hasta nuestra guesthouse; después de patear todo el día, bajo una suave pero incesante lluvia, habría sido muy duro volver andando a oscuras. Una ducha calentita que supo a gloria [*2] y fuimos a cenar a un restaurante chino. Un fogón en mitad de la mesa, una cazuela dividida en dos con tom yan y sopa de pollo y una fuente enorme con trozos de ternera, pollo, pescado, calamar, mejillones, medusa (ración doble) y muchas verduritas frescas. En un minutillo los ingredientes se cocían y a la vez daban sabor al caldo.
Al día siguiente cogimos pronto el bus de vuelta a Penang. Cinco horas que pasé durmiendo. Penang es famosa por sus playas y Georgetown por su variedad cultural bien definida. Una ciudad con un claro toque colonial, barrios muy auténticos de inmigrantes indios y chinos de principios de siglo XX.
Ojo al plato callos al curry que me enchufé...
La tarde pasó despacio, sin nada que hacer, nada más que ver. Paseamos, charlamos, filosofamos y profundizamos en las religiones en general y el budismo en particular, un tema que llevaba tiempo intentando hablar con un budista y que ninguno me había conseguido aclarar. Creo que me faltaba cambiar el chip. Naranjita me lo expuso perfectamente; el budismo más que una religión encaja más en una forma de vida, una filosofía, una actitud, una guía para vivir, un propósito individual...
A la mañana siguiente yo volaba a Bangkok y Naranjita a Singapur; se acababa el viaje con una triste despedida.
Fue un viaje en el que era más importante el estar que el hacer, la compañía que el destino, la amistad que el turismo. Naranjita es de las personas más interesantes que he conocido este año, una buena amiga con la que no hay minuto que no esté a gusto, con la que puedo hablar horas y horas.
Naranjita, it has been a very nice pleasure to have known you, phut khap khun maak maak, rian pasathai khap khun, pai tiaow; you are the best 4WD traveller. Enjoy your life, wherever you are. Good luck my friend!
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[*1]. Tailandia es el primer exportador mundial de arroz.
[*2]. Me resulta curioso esto después de tanto tiempo pasando calor
Etiquetas: Sudeste
1Comentarios:
It is my honor to have you as my friend. It will be a good memory from now on. Nice to travel with you. A very good travel partner. ( though you stolen my Jelly fish , Farang Mai dee ) And very good planer :P. Lead a happy life no matter what happen..or where you are, I know I will try to meet you again one day.
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