17.8.06

Mae Hong Son

El Profe no podía irse de esta tierra sin conocer el Norte tailandés así que el finde del 28 volamos a Chiang Mai. Como yo ya había estado varias veces y él iba a pasar allí días entre semana decidimos tirar directamente a la estación de autobuses con intención de viajar hacia la esquina del Noroeste tailandés, hacia Mae Hong Son. Esta provincia, con sus altas y frondosas montañas, en los últimos años ha servido y sirve de refugio a exiliados birmanos.



Como ya era un poco tarde y no quedaban muchos autobuses por salir cogimos uno de tercera clase hacia Mae Sariang. Con ese bus nos ahorramos un par de horas de espera hasta el siguiente de clase superior y poco más de un euro pero con los hermanos regateo ya se sabe... Y mira que lo avisé, que los transportes de tercera clase en Tailandia son algo incómodos... El autobús petado, con todas las puertas y ventanillas abiertas, cajas y sacos ocupando asientos, gente viajando fuera del autobús agarrada al marco de la puerta y nosotros suerte que teníamos asiento y un ventilador cerca. Suerte... hasta que empezamos a ganar altura y nosotros, en pantalón corto y sandalias, empezamos a jodernos de frío. Cinco horas de viaje bastante duro en el que nos considerábamos afortunados por tener asiento.

A Mae Sariang llegamos a medianoche, reventados, así que buscamos una guesthouse barata y a dormir. A la mañana siguiente dimos un paseo por el pueblo y visitamos unos templos budistas de estilo birmano.



Se nota que estábamos cerca de la frontera y toda la provincia tiene muchísima influencia de la vecina y conflictiva Myanmar.

En seguida cogimos el bus para la siguiente parada; otra vez cinco horas de viaje en autobús de tercera clase, pero esta vez mucho más cómodo, con pocos pasajeros y con la luz del día el montañoso paisaje y la exuberante vegetación captaba continuamente nuestra atención.



El autobús nos dejó en Mae Hong Son sobre las tres de la tarde. Comimos, buscamos guesthouse para dejar la mochila y alquilamos una moto para dar una vuelta por los alrededores. Nos dirigíamos a las termas de un poblado cercano pero en el camino pinchamos y nos dimos cuenta estando ya en el pueblo. La rueda estaba muy deshinchada; suerte que no nos pasó nada porque habíamos ido a unos 80km/h...

Llevamos la moto a un taller local y el mecánico en seguida nos atendió. Sacó su taburete, su barreño de agua, sacó la cámara, comprobó el pinchazo, le metió el parche y solucionado.



Por un euro nos había arreglado la cámara en tres minutos. Las comparaciones con los talleres en España son odiosas: uuuuh, me pillas a tope de curro y siendo fin de semana vuelve ya el lunes... 20 euritos de mano de obra más 5 del parche...

Tras arreglar el pinchazo seguimos de ruta por las carreteras locales de los alrededores de Mae Hong Son pero empezó a llover y tuvimos que refugiarnos en un monasterio. El templo principal estaba cerrado y nos cobijamos en los porches jugando con los niños que había por allí, que no paraban de comer frutos silvestres con una salsa muy picante.

De vuelta a la ciudad cenamos y salimos por el único garito que cerraba tarde, el Bar Chalet, con música tai en directo y muchos jóvenes bailando y haciendo botellón. Allí conocimos a un grupo de chicas encantadoras que se ofrecieron a remover Roma con Santiago, dejar al día siguiente sus negocios y llevarnos hasta Pai. Un viaje en moto de 4 horas con bonitos paisajes, montañas llenas de vegetación y paradas en los sitios recomendados por las mejores moteras de la zona.












En Pai no pudimos visitar muchas cosas la verdad porque estuvo lloviendo todo el tiempo. Para remediarlo nos metimos una barbacoa tai (a base de trocitos de cerdo, calamares y verduras) y después en un karaoke donde tuvimos que emborrachamos para animarnos a cantar algo. Menudas risas con el guantanamera, el go west y los espontáneos friki-tais...

La despedida de nuestras moteras fue dura: mientras nosotros volvíamos a Chiang Mai en una furgoneta la mar de cómoda, ellas, después de habernos llevado hasta allí sin más interés que estar con nosotros 8-), tenían 4 horitas de dura carretera de montaña, que aunque tuviera bonitos paisajes ellas ya conocían de sobra, y con lluvia, mucha lluvia...

A media tarde llegamos a Chiang Mai que estaba saturada de turistas, muchísimos españoles y europeos. El Profe se quedaría por la ciudad un par de días más mientras que yo tenía que volver a Bangkok.

Y con esto completábamos la ruta de Mae Hong Son, la ruta de montaña por excelencia de Norte tailandés, donde de nuevo volvió a sorprenderme la amabilidad y hospitalidad del pueblo tai. ¿Algún día dejará de hacerlo? ... La verdad es que el listón ha quedado muy alto después de este viaje.

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3Comentarios:

@ 17/8/06 18:01 , Blogger Banyuken.es dijo...

Killo, ¿tú no te cansas o qué?

 
@ 21/8/06 19:07 , Anonymous Anónimo dijo...

¿Pero que te queda por ver?
Pon alguna foto del interior del autobus.

 
@ 22/8/06 21:13 , Anonymous Anónimo dijo...

vaya palizas te pegas con la moto por la indochina, intentas emular al fuser con la poderosa 2. Vaya empacho de verde que os pegasteis por ahí.

La verdad es que se ve tan pacífica esta gente, cuesta creer que alguna vez hayan tenido conflictos belicos.

Por cierto, te recordaré tus quejas sobre los buses tais cuando viajes a bolivia (o cuando me digne a escribir ese post), vas a flipar xDD

 

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