Golpe de estado, miércoles por la tarde
Ayer por la tarde fue de locos, se notaba que coincidíamos con el horario laboral español. Muchas llamadas de turistas necesitando consejo y otras interesándose por nuestro estado. Las líneas de teléfono, nuestros móviles y los clientes de correo echando humo.
Mientras, nosotros intentábamos informarnos de la última actualidad vía Internet para así poder atender a la prensa que se ponía en contacto con nosotros, tanto a nivel de Oficina Comercial Española como a nivel personal.
Normalmente el horario laboral de nuestra oficina termina a las cinco de la tarde pero a la asistenta de limpieza, contratada externamente, le dieron permiso para irse antes. A la vez, familiares del personal fijo de nuestra oficina, llamaban para intentar que el volvieran antes a casa. Se oían rumores de que las tropas del ejército pro-Thaksin se sublevarían por la noche y a partir de las seis habría revueltas. Esto, confirmado con noticias de los medios locales de que se habían visto quince tanques viajando hacia Bangkok, nos alarmó.
En quince minutos estábamos saliendo de la oficina, todavía colgados a los móviles respondiendo llamadas de periodistas.
Sin embargo en la calle todo seguía pareciendo tranquilo. Demasiado tranquilo. Asoke vacío como nunca a las seis de la tarde, Sukhumvit sin turistas, únicamente con los puestos de comida y souvernirs cuyos dueños viven de las ventas diarias.
Cualquier otro día estas calles a las 6 de la tarde están atascadíiisimas...
Era curioso, daba la sensación de ser una situación pseudo-apocalíptica. La gente que lo necesitaba hacía su vida normal y la que no permanecía cerrada en sus casas.
Seguimos andando hasta el cruce de Nana pero apenas vimos una pareja de soldados. La curiosidad nos mataba y en nuestro barrio todo parecía tranquilo así que Pepa y yo decidimos afrontar el miedo yendo a la zona caliente.
Buscamos un tuktuk y le dijimos – llévanos a los tanques -.
Claro, el conductor se quedó flipado, primero por lo que queríamos y segundo porque no le regateamos ni un solo Baht.
Según avanzábamos hacia la zona caliente cada vez veíamos más soldados, mas patrullas de policía y coches militares. En alguno de los semáforos una mirada cómplice me autorizó sacarle una foto.
Según nos acercábamos a la zona de ministerios nos asegurábamos de que tampoco estuviéramos haciendo ninguna locura. Seguía habiendo coches a nuestra vista y puestos callejeros, tais que seguían haciendo su vida corriente entre patrullas de control. Incluso vimos niños jugando a la comba junto a uno de los furgones militares.
El tío nos llevó directamente al ajo, al ministerio presidencial, sitiado por unos 10 tanques y varias barreras de control. Cuando llegamos salían unos militares, con la cabeza bien alta, que recibieron un sonado aplauso. Posiblemente alguno de los jefazos del golpe de estado.
La barrera para acceder a los aledaños del palacio estaba custodiada por varios soldados que Pepa se encargó de camelar...
La verdad es que los militares estaban muy receptivos, nos dejaron hacernos fotos con ellos, con los tanques y nos reían nuestras gracias de farang (guiri) que quiere fotos...
Nos volvimos para casa pensando en lo curioso de este golpe de estado. Carente de violencia, tranquilidad en las calles y los thais que han respondido al mismo como si ya lo esperaran desde hacía tiempo, como si fuera necesario.
Poco más tarde nos enteramos de que las tropas que viajaban hacia Bangkok eran del propio ejército golpista, lo cual nos tranquilizó. Aun así está claro que estamos en un periodo de excepción y no hay que bajar la guardia; cualquier revuelta puede cambiar las cosas de la noche a la mañana.
Ya en casa, reflexionamos sobre el poder de la desinformación y del miedo que conlleva. En tres horas habíamos pasado de recoger la oficina acojonados a estar hablando y fotografiándonos con unos militares en la zona más caliente del golpe de estado.
Después de un día de vacaciones generales hoy la vida ha vuelto a la normalidad. Es muy probable que sigan los tanques en el palacio ministerial pero en las calles vuelve a haber gente, Sukhumvit se ha vuelto a atascar de coches (ahora mismo Asoke la veo colapsada) y los tenderetes vuelven a estafar a los turistas que no han huido.
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Nota 1.- Si habeis seguido este blog durante el año entendereis que la situación en Tailandia ha cambiado radicalmente. Del paraiso al golpe de estado, que aunque ha sido tranquilo siempre inspira temor. Nunca he sido partidario ni de guerras ni de violencia y mis fotos con tanques y soldados son más por recuerdo de la vivencia personal que por apoyo al ejército o al golpe de estado. Que nadie las saque de contexto, por favor.
Nota 2.- Gracias a Manoli, ha salido un mejunje de declaraciones telefónicas mías, párrafos de este blog (un tanto pasados de hora-fecha) y otros datos en el periódico Norte de Castilla. Con alguna errata, pero bueno... está guay ver tu nombre en los medios. Gracias rubia (que conste que ella no es la redactora, si no lo habría hecho mucho mejor).