Cogiendo un par de días de vacaciones y un festivo saqué un puentecito que aproveché para bajar a Borneo con el Chin y la Miura, que prácticamente empalmaron su viaje desde Madrid.
Para el que no lo sepa Malasia tiene una parte peninsular, en la que se encuentra su capital Kuala Lumpur, y además tiene dos regiones en la isla de Borneo: Sabah y Sarawak. Por otra parte Borneo es una isla bastante grande que tiene también territorios de Indonesia y del diminuto Brunei.
La idea era bajar a Sarawak coincidiendo con uno de los festivales más llamativos de música étnica: el
Rainforest Festival. Si bien algunas actuaciones me dejaron un poco indiferente, me encantaron el calor del grupo latino Calle Sur, el buen ambiente multiracial y sobre todo la incomparable situación del festival. Rodeados de una profunda selva, abundante vegetación por doquier, un bonito lago, una explanada de hierba muy verde y unos escenarios perfectamente úbicados entre árboles. Eso sí, el calor y la humedad de la selva ecuatorial me hicieron perder litros y litros de agua que intenté recuperar a base de cerveza.
No se ve muy bien pero observad los postes del escenario, son árboles de unos 20 metros de altura.
El festival se complementaba con actividades y seminarios orientados a dar a conocer la cultura de las tribus de borneo, de sus instrumentos musicales así como de otras músicas del mundo: India, Mongolia, Madagascar... De verdad que valía la pena el festival solo por estos seminarios.
Los dos días de festival dormimos en la cercana Kuching, capital de la región de Sarawak. Abundancia de vegetación, tranquilidad en las calles, mezcla de religiones y culturas tribales, modernas y occidentales, y sobre todo gente encantadora que te echaba una mano siempre que podía.
El domingo decidimos cambiar el ritmo y salir de Kuching. Nos llamaba mucho pasar la noche en alguna
longhouse perdida en la selva pero el transporte era difícil y las excursiones de los touroperadores eran muy caras. Así que siguiendo un contacto de la Miura llegamos a un pueblo bastante perdido y pequeño donde nos ofrecieron quedarnos a dormir en la oficina de turimo. El gerente de la misma nos sacó de un buen apuro, nos enseñó el pueblo,
la ducha,
y nos dió de cenar y conversar. El paseo nocturno fue muy agradable por la buena temperatura, sentías que estabas rodeado de selva y los pedáneos poco a poco iban abriendo su carácter.
Al día siguiente nos movimos hasta un parque nacional al sur de Kuching famoso por ser reserva de orangutanes. Los bichos están completamente en libertad pero a ciertas horas les alimentan cerca del centro de interpretación y muchos acuden a comer. Vaya bichos más grandes y graciosos.
Como quería un poco de pateo nos perdimos un rato por el parque pero enseguida el camino salió a la carretera nacional. Así que como me quedé con ganas de más pedimos permiso en la oficina de turismo de Kuching y nos fuimos directamente al parque nacional de Bako [*1].
Vaya parque. ¡Madre mía!. ¡Qué selva! ¡Qué frondosidad!, ¡Qué senderos! ¡Qué de monos! Un corto recorrido nos llevó a una playa casi desierta y fue suficiente para ver caminos enraizados tortuosos, vegetación flipante, serpientes, monos narigudos algo violentos... selva en estado puro... y una humedad asfixiante.
Los escasos días se acababan pero yo creo que habían sido bien aprovechados. Sarawak y por extensión Borneo se me queda como un paraiso de treckings por la jungla, selvas prácticamente intactas, fauna y vegetación amplísima, culturas tribales, variedad de religiones y con un festival en Kuching perfectamente situado.
----
[*1].- Cagüen dioro, baking soda! Que disfrutes tu viaje por Inglaterra. Un fuerte abrazo gran amigo.
Etiquetas: Sudeste
Aupa esos diplomáticos!
